INTERRUPCIÓN.
Ruego disculpen unos segundos.
Tengo una cita inaplazable.
Una cita con las nubes, con el mar,
con mi infancia - con la mÃa y con la vuestra,
que en nuestras manos está-,
una cita ineludible conmigo.
En breves instantes volveremos y,
como siempre, inevitable,
pese a las neblinas mañaneras,
a los otoños cotidianos,
nos invadirá
la luz
de un lodo azul.
BORRACHA
BORRACHA.
La Tristeza, con mala idea,
se ha bebido todos los días felices
y ahora, ebria, se ha quedado dormida
y resuenan sus ronquidos, la fiesta universal.
Bestia de taberna, ¿dónde has ido?
Te has bebido todo, ¡loca!
Estás borracha y me da la risa.
De haberlo pensado antes
me habría ahorrado muchos poemas,
sepultado muchas canciones,
mi vida no habría sido.
Te gusta el vino, borracha,
te has bebido todas las maravillas juntas
que has podido.
... y hoy el mundo sonríe más
pues la Tristeza
se fue de jarana
por unos instantes
y ahora duerme...
¡Levantaos! ¡Vamos!
No se puede dar la espalda a la verdad,
dejar de anunciarla, esconderla,
aunque se trate de una verdad difícil,
cuya revelación lleve consigo un gran dolor.
Juan Pablo II
La familia de verdad: un papá¡ y una mamá¡.
El sol sin ti.
El sol sin ti.
Un poema de muertes y resurrecciones.
Quise inventar la posibilidad de verte
y fui a mirar a través de un catalejo...
Eché unas monedas
y descubrí en la distancia
que enamoradas Muerte y Eternidad
enlazaban los dedos de sus manos
para después
-¡con qué complicidad!-
soltarse discretamente
y continuar despistando al Mundo,
que a través de un catalejo
observaban sonrientes.
...
De fondo, música de acordeón,
el gran circo universal seguía su curso.
Desperté de mi siesta,
el sol rayaba la piedra en el templo de Debod
y recordé de pronto el hachazo de tu muerte.
Pronto mi sueño fue olvidado
y lloré amargamente
-¡qué solo estoy sin ti!-
... hasta que el viento me dio a escuchar
una voz infantil que cantaba
estas rimas compuestas al azar.
Niña apoyada en la ventana.
Espera la inocencia,
infancia arrebatada,
no tardará en llegar.
Salió a tomar el aire
y se distrajo
mirando una hoja seca,
que volaba.
Que Dios bendiga a los niños a quienes se extirpa gota a gota su niñez. Que Dios los bendiga, miradas y sonrisas en espera pausada.