miércoles, junio 28, 2006

Tres



Él, quepa... qué pasha?
Incondicional: me cojo la bici y en dos minuticos estoy en tu casa.
Capaz de sacar el jugo trascendental a la frase más obvia.
Él, versos de Sabina, platos exquisitos,
sentimental, bromista, buen partido.

Dos toques y me conecto, paciente.
Sustituye una noche de fiesta

por una noche en el workcenter ayudando a una amiga.

Ella, inconformista, obstinada, divertida.
Buscadora de lo auténtico,
no se conforma con menos.
Ella, la pseudo-rebelde, Coca-Cola light y peliculera.
Filmoteca regional, maestra de las definiciones exactas.
Jamás se casaría vestida de tarta (yo tampoco).
Nos gusta jugar al escondite.

Yo, entusiasta de las formas de ser.
Las ideas a veces se me escapan por no llevar un cuaderno cazamariposas en el bolso.
Se me ocurren asociaciones sorprendentes que hacen reír en momentos de tensión.
Yo, pacífica y sincera, y experta en sacar parecidos.
Me conmuevo con la música callejera.

Yo, buena de reflejos.

Tres exploradores incansables,
tres soñadores de un Dios que nos sueña,
tres cómicos de la legua,
tres filósofos incorregibles de las relaciones humanas.

Somos tres personas de este mundo,
que en un coche destrozado

quedamos monísimos vivos.

domingo, junio 18, 2006

Est - ética

Dedicado a Pedro

Muchas veces me pregunto por la importancia que le damos los animales racionales a la apariencia física. Mis conversaciones con mis amigos desembocan a menudo en esa conclusión. ¿Por qué si lo esencial es invisible a los ojos, lo externo condiciona tanto nuestros planteamientos e incluso nuestra vida afectiva? ¿Por qué nos parece indispensable ir a la peluquería cada vez que tenemos que asistir a un acto importante, como la boda que tenía yo ayer?

Si me hubiera quedado en casa, impasible a la cuestión estética, no me habrían dejado en la peluquería este flequillo de Julia Otero en sus tiempos del 3x4. De modo que hoy, día 18 de junio de 2006, festividad del Corpus Christi, elevo mis oraciones en acción de gracias a Dios por la existencia de las horquillas y me pregunto si realmente existió algún periodo en la historia en que este flequillo estuviera de moda.

martes, junio 13, 2006

Cambiar / No Cambiar

¿Me guardáis un secreto?
Está a punto de suceder algo que cambiará mi vida y la de los que me rodean. Lo presiento, se nota en el ambiente, el campo se ha vestido de fiesta para celebrarlo y hasta el aire parece que huele a rosas de Jericó.

Hoy no, pero tal vez mañana... sí, sí, muy probablemente mañana -por aquello de "no se te ocurra hacer hoy lo que puedes hacer mañana"- será el "Día en que Leonor se volvió ordenada". A partir de entonces todas las culturas festejarán esta fecha importante e incluso en la calle Naranjo el 14 de junio será declarado "Fiesta Nacional".

Así que, preparaos todos para el histórico día advenedizo: como decía la canción del mítico grupo campeón-de-peinados-horteras, ésa cuyo comienzo (tinoninó tinoninonoooó) hemos tarareado tanto en nuestra infancia, estamos... en el final de la cuenta atrás.

Para entonces creeremos. Creeremos en la gente. La convivencia se hará armoniosa. Desterraremos el "a las personas no las puedes cambiar" porque todo el mundo a partir de entonces y para el resto de los siglos recurrirá al ejemplo ("mira, si Leonor se volvió ordenada...").

Enhorabuena, mundo.


sábado, junio 03, 2006

El peso del invierno.

Ayer se nos rompió el tendedero. No nos gusta nada tender fuera porque a la vuelta del trabajo podríamos encontrar nuestra ropa fragante de suavizante Bosque Verde impregnada de una mezcla de humos de puchero de vecindario. Además la casa está tan calentita que la colada se seca milagrosamente rápido.

El caso es que tocó lavadora. Nuestro sufrido tendedero, a fuerza de soportar el peso de toda la ropa acumulada durante la semana -toallas, sábanas, vaqueros, jerséis de lana...- se rompió. Y toda la ropa por el suelo.

Y ahora pensaba yo en lo importante de las dosis, de estirar las cosas sin tensar. Cuántos inconvenientes implica la búsqueda de resultados inmediatos, qué ineficacia exigir a un tendedero lo que no puede soportar. Y sigo aprendiendo. Y no me importa no aprenderlo todo de golpe, sino poquito a poquito, con errores, que no quiero que me pase como a nuestro pobre tendedero.

Enero de 2006


viernes, junio 02, 2006

Sans toi.



Sin ti las emociones de hoy
serán sólo la piel muerta
de las emociones de antaño.

Y a ti, querida intuición, me conducen viejas emociones, que reconozco en mí desde siempre­. Un movimiento que resurge cuando veo una película, cuando se me ocurre una idea ingeniosa, cuando menos me lo espero y me dispara una frase -la última iba de princesas-, cuando me detengo un segundo antes de continuar, o simplemente se me ocurre mejorar el mundo.

Eres el evidente pero intangible, eres el íntimo; por arte de magia desaparece el abismo. No hago nada para llegar hasta ti y tú me buscas y apareces y desapareces como el conejo de la chistera.

Eres intuición en todas las puertas,
en las que se abren,
en las que se cierran,
tras las que me escondo. Y siempre quiero verte porque así­ es más fácil y porque echo-de-menos-las-emociones-de-antaño.

Soy utilitarista, sentimental, humana. Te gusto así­ y no puedo escapar de tu mirada, que me seduce aunque no la vea; aunque no existiera, yo no podría escapar de ella.

Las emociones de hoy son como las de ayer, pero saben a verano, a sábanas limpias, a fruta, a descanso. Las emociones de hoy van a ser contigo.
Porque sin ti, los miedos. El miedo a equivocarme, el miedo a equivocarme sola.
Sin ti, la nada tras la muerte.
Sin ti, el frío. Y no me gusta.
Sin ti, las emociones... de cuando nada me emociona.