lunes, mayo 29, 2006

Genialidades de última hora.



Una señora se fabricó con una bolsa de plástico un sombrero para protegerse de la lluvia y lo lucía como si fuese una pamela.

Javi se superó a sí mismo y estudió un montón. Sacó buena nota y se puso muy contento.

Un amigo realizó un ví­deo casero sobre la vida de las hormigas en el bancal de sus abuelos.

A mi madre le encantó el vestido vaquero que le regalé

Mis amigos me sorprenden diariamente con frases de antologí­a.

Hace años me impresionó enormemente descubrir la coliflor y pensé que no podría presenciar en esta vida nada parecido. Hace algunos días se ha repetido el fenómeno y he descubierto las acelgas.

Un alumno de República Dominicana bailando el Mambo Number Five. Dentro de veinte años incluiré como genialidad de última hora haber aprendido a bailar como él.

domingo, mayo 28, 2006

Elegantes



Creo que ser una persona elegante trasciende el no decir tacos y el llevar ropa bonita.
Os propongo algunos detalles -unos más relevantes que otros- que me parecen incompatibles con la elegancia:

· Mostrar el tanga.
· Marcharte con gesto avinagrado cuando viene alguien que no te gusta.
· No respetar el turno (de lo que sea).
· Reclinar el asiento sin preguntar si molesta a la persona que está detrás.
· No devolver la sonrisa cuando alguien te sonríe.
· Llevar permanente y dejarte el flequillo liso.
· Hacer la pelota al jefe.
· Reservar para ti el mejor postre y custodiarlo a tu lado durante toda la comida.
· Que el excedente de bolsas de plástico ocupe demasiado en tu cocina y, aún así­, te lleves bolsas de más cuando vas a hacer la compra. Es más ecológico usar un carrito y/o una bolsa de tela.
· Mandar callar.
· Tomar chicle en misa.
· Meterte los faldones de la camisa hasta cortar la respiración y abrocharte el botón del cuello.
· Recordarle continuamente a alguien algún error del pasado.
· Ir al Diario de Patricia.

Mi opinión -como todas las opiniones- sobre la elegancia es absolutamente subjetiva, así­ que adelanto mis disculpas a las Tanga Girls y a la A.P.F.L. (asociación de permanentad@s con flequillo liso).

sábado, mayo 20, 2006

Talentos del Todo a Cien: los más cotizados.




Es oficial: mi vecino tiene un karaoke.
Esto no entraba en mis planes estivales.

Llevan tres horas "tomando" y cantando
y os puedo asegurar que éstos no pasan
ni la primera fase del casting de Operación
Triunfo. O sí. Son cutres: triunfo asegurado.

Porque ahora es lo cutre lo que se lleva
(¿habéis visto el anuncio de Carlos, el pianista de Amena? o, sin ir más lejos,
"opá, amo a asé un corrá"). Te pones a soltar
cuatro gallos -nunca mejor dicho-
delante de una cámara y
en menos que canta un gallo-vaya, otra vez-
ya tienes a todo el mundo
repitiendo tu estribillo mientras tú ya has hecho tu agosto.

¿Por qué hará tanta gracia un tío afanao cantando fatal?
Supongo que tendrá que ver con algo muy habitual
sobre lo que mis alumnos y yo hemos reflexionado alguna vez:
¿por qué nos reímos cuando alguien se cae
o cuando alguien se equivoca?

Mis adorables vecinos son para grabarlos: se desgañitan
emocionados en su papel de cantante-seductor-fenómeno-de-masas.

En fin, que no puedo quejarme,
porque mis vecinos molestan,
pero, de momento, no cobran por ello.

jueves, mayo 04, 2006

Je n'aime pas...


Quitarme los zapatos, ponerme unas sandalias y comprobar que no se ha borrado la marca del calcetín.
Oír las teclas del ordenador al otro lado del teléfono.
Que me reprendan por algo leve como si fuera algo gravísimo.
Que alguien se jacte de haber estafado.
Confundir cosas demasiado secundarias con cosas demasiado esenciales.
Perder bolígrafos, horquillas, coleteros, números de teléfono.
Las medias tintas.
Una canción que te encanta interrumpida bruscamente.
Los perros atados.
El café tibio.
Migas de pan entre las sábanas.
Las quejas, odio las quejas y no puedo quejarme de ellas.

J'aime...



Los besos espontáneos.
Masticar los restos de maíz que no se hicieron palomitas.
Sentarme en un banco al sol.
Jugar a juegos con palabras en los viajes.
Comer algo muy salado después de algo muy dulce (esto más que viceversa).
Escuchar conversaciones "serias" de niños muy pequeños.
Reciclar todo escrupulosamente.
Fingir con mi padre que él es adivino.
Que confíen en mí.
Quedarme en casa a salvo cuando llueve mucho fuera.